Un nuevo estudio revela que la saturación turística en la ciudad japonesa está desbalanceando comunidades históricas
Un nuevo estudio advierte que el auge turístico en Kioto está desbalanceando comunidades históricas en barrios como tradicionales como Rissei
Kioto, la majestuosa excapital imperial de Japón, es hogar de templos centenarios y rituales tradicionales. Sin embargo, esta ciudad enfrenta una amenaza inesperada: el turismo desbordado. Investigadores alertan sobre un fenómeno donde, en algunos barrios, las habitaciones para visitantes superan con creces a los hogares. Este desequilibrio no solo altera el paisaje urbano, sino también la vida cotidiana de sus residentes.
Haruka Kato, profesor de la Universidad Metropolitana de Osaka, diseñó un índice de intensidad turística que expone el problema con cifras contundentes. En vecindarios como Rissei y Sannou, por cada hogar existen más de cinco habitaciones para turistas. Esta desproporción genera una presión insostenible en servicios, espacio y dinámica social, afectando directamente la identidad cultural de la ciudad.
Los mapas elaborados mediante análisis espacial revelan que los focos turísticos no se concentran en el centro, sino en los bordes, cerca de estaciones como Kyoto y Kawaramachi. Allí, la proliferación de alojamientos ha generado desplazamientos invisibles de población.
Pese a su fama, sitios emblemáticos como Kiyomizu y Kinkakuji no son los más afectados. Las regulaciones vigentes parecen protegerlos eficazmente. Sin embargo, esto ha provocado una migración del problema hacia zonas menos reguladas.
Aun así, el fenómeno no es exclusivo de Kioto, ciudades como Barcelona y Lisboa también han sufrido las consecuencias del turismo masivo, desde el alza desmedida de precios hasta el vaciamiento de barrios tradicionales. En Japón, el peligro radica en que la cultura viva se transforme en un decorado para visitantes, perdiendo su autenticidad y conexión comunitaria.
Transformar viviendas tradicionales en alojamientos turísticos ha tenido un costo: la desaparición paulatina de los residentes del centro histórico. Haruka Kato advierte que la cultura local corre el riesgo de convertirse en una postal vacía. Las calles aún bellas, pero carentes de vida auténtica, podrían convertirse en un escenario sin actores.
Ante esta situación, el estudio propone zonas urbanas con control de volumen, restringiendo la expansión de alojamientos turísticos en puntos críticos. Inspirado en modelos aplicados en Europa, Kioto podría frenar el crecimiento en áreas cercanas a estaciones con índices superiores a 1.0, protegiendo así su tejido urbano y social.
Kioto es mucho más que un destino turístico: representa la armonía entre pasado y presente. Sin embargo, este equilibrio es frágil. La expansión descontrolada de la oferta turísticapodría convertir su legado en una atracción sin alma. Los datos muestran la urgencia de políticas centradas en las personas y no solo en los visitantes.