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Alfredo Cuellar

La disputa por Cachermira: Historia, naciones involucradas y posibles escenarios geopolíticos

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EN SÍNTESIS

 

INTRODUCCIÓN

El conflicto por Cachemira es uno de los más prolongados y peligrosos del mundo contemporáneo. Su complejidad radica en factores históricos, religiosos y geopolíticos, y ha sido motivo de cuatro guerras entre India y Pakistán. Las recientes hostilidades —como el bombardeo de aviones indios en territorio pakistaní, y la respuesta con derribo de aeronaves y amenazas de represalia— han renovado la alarma global sobre un posible enfrentamiento directo entre dos potencias nucleares. Más allá de un conflicto fronterizo, Cachemira representa una herida abierta del proceso de descolonización británica, una lucha por identidad y control territorial, y un punto de fricción constante entre actores que también son parte de alianzas estratégicas más amplias, como China y Estados Unidos.

ORIGEN HISTÓRICO DEL CONFLICTO

En 1947, tras la independencia del Reino Unido, el subcontinente indio fue dividido en dos Estados: India (mayoría hindú) y Pakistán (mayoría musulmana). El principado de Cachemira, gobernado por un maharajá hindú, pero con mayoría musulmana, no se unió a ninguno de los dos de inmediato. La invasión de milicianos apoyados por Pakistán obligó al maharajá a solicitar ayuda a India, a cambio de lo cual firmó su adhesión. Esto desencadenó la primera guerra indo-pakistaní. Desde entonces, Cachemira quedó dividida en dos: una parte controlada por India y otra por Pakistán, separadas por la Línea de Control establecida por la ONU.

NACIONES INVOLUCRADAS

  1. India: Controla aproximadamente el 55% del territorio de Cachemira y lo considera parte inseparable de su nación.
  2. Pakistán: Controla el 35% del territorio y reclama la región entera, argumentando afinidades religiosas y culturales.
  3. China: Controla Aksai Chin, una región en disputa con India. Aunque no participa directamente en el conflicto indo-pakistaní, tiene intereses estratégicos en la región y ha apoyado históricamente a Pakistán.

RAZONES DE LA DISPUTA

  1. Religión y demografía: Cachemira es de mayoría musulmana, lo que fortalece el argumento pakistaní de que su anexión fue antidemocrática y antinatural.
  2. Geopolítica: La región es clave por su ubicación en los Himalayas, su acceso a fuentes de agua como el Indo, y su frontera con China, Afganistán y Asia Central.
  3. Autonomía y centralismo: En 2019, el gobierno de India revocó el estatus especial del estado de Jammu y Cachemira, eliminando su autonomía y dividiéndolo en dos territorios administrados directamente desde Nueva Delhi. Esta decisión provocó fuertes protestas internas y nuevas tensiones con Pakistán.

TENSIONES RECIENTES

Cachemira ha sido escenario de cuatro guerras y de múltiples escaramuzas armadas. India acusa a Pakistán de patrocinar grupos yihadistas como Jaish-e-Mohammed, responsables de ataques como el de Pulwama (2019). Pakistán, por su parte, acusa a India de ocupación militar, represión y violaciones sistemáticas de derechos humanos en la región. Ambos países poseen armas nucleares, lo que hace que cualquier escalada represente un riesgo extremo para la paz regional e internacional.

ATAQUE EN BAISARAN VALLEY: NUEVA ESCALADA EN EL CONFLICTO

El 22 de abril de 2025, un grupo de cinco militantes armados atacó brutalmente a turistas en el Valle de Baisaran, cerca de Pahalgam, en el distrito de Anantnag, Cachemira administrada por India. Los agresores, presuntamente vinculados con los grupos extremistas Lahar-e-Taiba y The Resistance Front (TRF), asesinaron a sangre fría a 26 personas —25 turistas indios y un guía local musulmán.

Los atacantes interrogaban a sus víctimas sobre su religión, y obligaban a los hombres a recitar versos islámicos. Quienes no lo lograban, eran ejecutados a corta distancia. El ataque, claramente dirigido contra no musulmanes, ha sido calificado como el más letal contra civiles en India desde los atentados de Bombay en 2008.

Este evento ha intensificado aún más las tensiones entre India y Pakistán, ya que India acusa a ambos grupos de operar con respaldo desde territorio pakistaní, lo que refuerza su narrativa sobre la instrumentalización del terrorismo como arma geopolítica. A su vez, ha provocado un endurecimiento del discurso nacionalista en India, y podría justificar nuevas acciones militares o restricciones en Cachemira, aumentando el riesgo de una espiral de represalias.

 

El ataque no solo profundiza el dolor de una región desgarrada, sino que reactiva la dimensión sectaria y religiosa del conflicto, agregando una carga emocional explosiva en un contexto ya frágil.

POSIBLES SOLUCIONES

  1. Negociaciones bilaterales: India insiste en resolver el conflicto directamente con Pakistán, sin intermediación internacional.
  2. Intervención internacional: Pakistán busca apoyo de la ONU, de países musulmanes y de potencias como China o Turquía.
  3. Autodeterminación: Grupos separatistas en Cachemira han pedido un referéndum respaldado por la ONU, como se prometió en resoluciones de 1948. Ni India ni Pakistán han permitido su realización.

ESCENARIO HIPOTÉTICO: UNA INTERVENCIÓN TRUMP

Conociendo el estilo intervencionista, mediático y transaccional de Donald Trump, no sería impensable que buscara intervenir en el conflicto de Cachemira, no como mediador imparcial, sino como protagonista geopolítico. Podría sugerir, por ejemplo, la creación de una “zona neutral” administrada temporalmente por Estados Unidos, alegando motivos humanitarios y de estabilidad regional. Este tipo de maniobra ha sido vista antes: el intento de comprar Groenlandia, el trato duro con Canadá, las presiones sobre Panamá y su uso estratégico de aranceles. Cachemira podría convertirse en un nuevo escenario donde Trump busque protagonismo y consolidar una imagen de líder internacional decisivo, aunque a costa de aumentar la complejidad del conflicto.

CONCLUSIÓN

El conflicto por Cachemira es más que una disputa territorial: es un espejo de los dilemas irresueltos del siglo XX y un recordatorio constante de los peligros de los nacionalismos exacerbados, las fronteras impuestas y la instrumentalización de la religión. La región concentra ingredientes explosivos: identidad, fe, memoria colonial, recursos estratégicos y poder militar. Su aparente inmovilidad no significa estabilidad, sino latencia.

En un mundo cada vez más multipolar y fracturado, Cachemira representa un laboratorio geopolítico donde se entrelazan los intereses de potencias regionales y globales. Cualquier intervención —sea diplomática, militar o simbólica— debe considerar no solo los mapas y tratados, sino la dignidad de quienes viven en medio del fuego cruzado.

 

Frente a la tentación de resolver el conflicto con fuerza, protagonismo o discursos de grandeza nacional, el verdadero desafío está en crear una salida que no deje como única opción el ciclo interminable del agravio y la venganza. Mientras eso no ocurra, Cachemira seguirá siendo más que una herida: será una advertencia.

Alfredo Cuéllar es profesor, consultor internacional y especialista en Micropolítica, gobierno y relaciones internacionales. Ha enseñado en universidades de Estados Unidos y América Latina, incluyendo Harvard University. Contacto: alfredocuellar@me.com

 

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