Códigos de poder
David Vallejo
En los años setenta, un científico descubrió que los tiburones de Groenlandia pueden vivir más de 400 años. En lugar de un suspiro de asombro, Peter Diamandis, médico y futurista, se hizo una pregunta más radical: si un tiburón puede, ¿por qué nosotros no? Medio siglo después, esa pregunta ha dejado de ser una fantasía marina. Es medicina, es software, es inversión. Es la gran revolución silenciosa del siglo XXI: la extensión de la vida saludable.
El Longevity Metatrend Report 2025–2035, presentado por Abundance360, invita a abrir los ojos y mirar de frente un futuro que ya se despliega. La salud se ha transformado en una plataforma tecnológica, y el envejecimiento, durante milenios asumido como un destino biológico, comienza a describirse como un proceso modificable.
Durante generaciones, se confundió la longevidad con el bienestar. Sin embargo, entre la expectativa de vida y la expectativa de salud existe una diferencia de 12 años. Millones de personas atraviesan más de una década medicadas, postradas o desconectadas del mundo. En Estados Unidos, país con el mayor gasto en salud del planeta, la población vive en promedio 12.4 años con deterioro físico o mental; entre las mujeres, la cifra asciende a 13.7 años .
Frente a esa realidad emerge una nueva esperanza: la healthspan. No se trata únicamente de sumar años, sino de sumar vitalidad y autonomía. Los avances que ya circulan en los mejores laboratorios del mundo ofrecen pruebas visibles de que eso está ocurriendo.
Un estudio conjunto de Harvard, Oxford y la London Business School calculó el impacto económico de ampliar la vida saludable. Un solo año adicional genera un valor global de 38 billones de dólares. Una década: 367 billones .
El cambio ya está en marcha. Más de 500 equipos científicos en 18 países compiten por el XPRIZE Healthspan, un premio de millones de dólares que busca lograr algo asombroso: revertir 20 años de deterioro inmunológico, muscular y cognitivo en personas mayores, a través de un tratamiento que actúe en un solo año.
Las ideas han dejado de ser conceptos. Se llaman Altos Labs (respaldada por Jeff Bezos), Retro Bio (financiada por Sam Altman, creador de OpenAI) y NewLimit (del CEO de Coinbase). Sus inversiones ascienden a miles de millones, enfocadas en reprogramar nuestras células y borrar el reloj epigenético del envejecimiento.
Mientras tanto, la inteligencia artificial como AlphaFold, desarrollada por DeepMind predice la estructura de todas las proteínas del cuerpo humano. Ya se construyen modelos capaces de simular un organismo completo a nivel celular.
Clínicas como Fountain Life ofrecen diagnósticos que procesan más de 200 gigabytes de datos por paciente. Detectan enfermedades antes de que existan síntomas. Con su inteligencia artificial (Zori AI), personalizan terapias de forma inmediata. En promedio, sus miembros reducen su edad biológica en 8.6 años en apenas 18 meses.
El conocimiento ha comenzado a democratizarse. Plataformas como Viome, Function Health, InsideTracker y Lifeforce permiten realizar pruebas en casa por menos de 500 dólares anuales. Analizan más de 100 biomarcadores, procesan datos desde relojes inteligentes, y entregan recomendaciones personalizadas sobre alimentación, descanso, suplementación y riesgo metabólico.
Lo que antes estaba reservado a pocos, pronto será un estándar global. Diamandis ofrece una analogía poderosa: en 2001, secuenciar un genoma costaba 100 millones de dólares. Hoy cuesta 200, y el proceso toma siete horas.
La medicina abandona su enfoque reactivo. En lugar de esperar un infarto, la IA interpreta escaneos coronarios y biomarcadores para recomendar una intervención temprana. En lugar de observar el Alzheimer cuando la memoria se desvanece, lo detecta una década antes y propone tratamientos con péptidos neuroprotectores o terapias regenerativas.
En una época de envejecimiento global, impulsar la vida saludable representa una de las apuestas más urgentes, más humanas y más inteligentes de nuestra historia.
¿Voy bien o me regreso? Nos leemos pronto si la IA y el envejecimiento prematuro lo permiten.
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