EN SÍNTESIS
“No sé con qué armas se peleará la
Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta
se peleará con palos y piedras.”
— Albert Einstein
Introducción
La historia no se repite, pero rima. Hoy vivimos una tensión internacional que recuerda, en muchos aspectos, los prolegómenos de la Primera (1914) y la Segunda Guerra Mundial (1939). Sin embargo, las condiciones tecnológicas, estratégicas y geopolíticas del presente hacen que una Tercera Guerra Mundial sea posible, aunque no necesariamente probable. Y, sin embargo, la historia también enseña que lo improbable puede volverse inevitable cuando se cruzan decisiones impulsivas, liderazgos autoritarios, mecanismos de poder oculto y dinámicas invisibles que operan debajo de la superficie. Ese campo de juego —donde se toman decisiones que pueden desatar catástrofes— es también territorio de la Micropolítica.
I. Lecciones del pasado
Tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial estallaron no solo por tensiones evidentes, sino por errores de cálculo, nacionalismos agresivos, diplomacia fallida y una peligrosa subestimación del adversario. En 1914, una red de alianzas automáticas arrastró al mundo a una guerra por el asesinato de un archiduque. En 1939, la humillación del Tratado de Versalles, el ascenso del fascismo y la pasividad de las democracias alimentaron la expansión nazi. Mientras que estos eventos fueron “gotas que derramaron el vaso”, en realidad eran los escenarios de tensión, lecturas equivocadas, o cálculos erróneos. Mucho de todo esto se puede decir de lo que pasa en la actualidad.
II. El escenario actual
Hoy, el tablero geopolítico presenta similitudes y amenazas nuevas. Los nacionalismos resurgen con fuerza en figuras como Trump, Modi, Putin y Xi Jinping. Las tensiones territoriales se intensifican en Ucrania, Taiwán, Gaza y el Mar de China Meridional. El gasto militar ha alcanzado niveles no vistos desde la Guerra Fría. La ONU, debilitada, muestra escasa capacidad de prevención. Y un eje autoritario no declarado —Rusia, China, Irán, Corea del Norte— desafía las reglas del orden liberal internacional.
Pero hay factores distintos y potencialmente más peligrosos. Hoy existen más de 12,000 armas nucleares listas para uso inmediato. La inteligencia artificial ha comenzado a formar parte de sistemas de defensa y ofensiva, incluyendo control de drones, misiles hipersónicos y decisiones automatizadas. Las guerras ya no solo se libran en el campo de batalla: el ciberespacio es ahora un frente abierto. Según análisis del Carnegie Endowment for International Peace, el riesgo de escalada por error técnico o ataque híbrido mal interpretado ha aumentado considerablemente.
Además, hay nuevos actores clave. Turquía ha adoptado un rol ambivalente y regionalmente expansivo. Israel e Irán ya se encuentran envueltos en un conflicto indirecto cada vez más violento, con ataques cruzados por tierra, aire y mar, y una escalada que amenaza con convertirse en guerra abierta y regional. India y Pakistán mantienen una tensión nuclear latente. Y potencias intermedias como Brasil, Arabia Saudita y hasta Vietnam están reconfigurando alianzas.
III. La tormenta perfecta
Un escenario citado con creciente preocupación por los analistas internacionales es el actual, bajo la presidencia de Donald Trump. Desde su regreso al poder, ha desmantelado gran parte del andamiaje diplomático estadounidense, ha declarado obsoleta a la OTAN y ha alineado su política exterior con gobiernos autoritarios. Bajo su mando, Estados Unidos bloqueó un convoy chino cerca de Taiwán, lo que provocó una operación militar por parte de Pekín. Rusia aprovechó el caos global para intensificar su presión en Europa del Este, desde Bielorrusia hasta Transnistria, abriendo un frente híbrido de desinformación, amenazas nucleares y maniobras militares en territorios estratégicos.
Un solo error, una provocación mal interpretada, un algoritmo automatizado fuera de control… y el mundo podría estar ante una cadena de decisiones sin retorno. En esta tormenta perfecta, la Micropolítica se vuelve más relevante que nunca: un ministro menor, un tweet irresponsable, una filtración deliberada… pueden ser la chispa de lo impensable.
IV. ¿Una guerra sin bombas?
¿Es posible una Tercera Guerra Mundial sin bombas nucleares? Técnicamente sí. Una guerra global puede ser librada con ciberataques paralizantes, sabotajes industriales, bloqueos económicos y desinformación sistemática. Pero si uno de los actores principales siente que está perdiendo el control, el uso táctico de armas nucleares —por ejemplo, para demostrar poder— deja de ser impensable. Expertos de Carnegie y RAND coinciden en que el verdadero riesgo está en la “ventana de oportunidad” mal calculada: creer que el otro no responderá.
V. Micropolítica en tiempos de crisis
En un mundo gobernado por imágenes, pulsos digitales y emociones colectivas amplificadas por redes, la Micropolítica se vuelve decisiva. No solo los grandes presidentes deciden la paz o la guerra. También lo hacen las agencias de inteligencia, los líderes regionales, los medios de comunicación, los influencers geopolíticos. La guerra moderna es, en muchos sentidos, una guerra de narrativas.
Y así como la historia la escriben los vencedores, la paz la construyen —o destruyen— los invisibles: asesores, diplomáticos, desertores, opinadores, trolls, plataformas. Entender la Micropolítica no es opcional: es comprender el mecanismo íntimo del poder que puede encender o apagar la mecha.
Conclusión
La Tercera Guerra Mundial es posible. Más aún: es un riesgo calculado por muchas potencias. Pero sigue siendo evitable si se reconoce que no se trata solo de armas, ni de tratados, ni de ejércitos. Se trata de decisiones humanas, intereses ocultos, narrativas enfrentadas y estructuras micropolíticas que, si no se entienden, pueden guiarnos, ciegamente, al abismo. Soy un optimista, apuesto a que es posible, pero no probable.
El Dr. Alfredo Cuéllar es el padre de la Micropolítica, un experto internacional y un profesor jubilado de la Universidad Estatal de Fresno. Sus artículos se centran en los migrantes, la política, la sociología, la cultura y la actualidad. Consultas y comentarios: alfredocuellar@me.com