Códigos de poder
David Vallejo
En días pasados se conmemoró el Día del Estudiante. Y por ello, les dedicó esta columna especialmente a quienes estudian, aunque para muchos pasó como una fecha más en el calendario, quiero decirte algo: este no es un momento cualquiera. Este es tu tiempo. Y tú, joven estudiante, formas parte de la generación más numerosa, viva e inteligente que ha tenido México en su historia.
Tal vez no lo sabías, pero este país está viviendo lo que los expertos llaman un bono demográfico: más de la mitad de la población tiene entre 15 y 64 años, es decir, está en edad productiva. Eso no pasa siempre. Y no durará para siempre. De hecho, según la Secretaría de Gobernación y el Consejo Nacional de Población, esta ventana única se está cerrando. México dejará de tener mayoría joven en apenas cinco años. Y tú estás justo en el corazón de esa transformación.
Eso no es una carga. Es una oportunidad brillante.
Eres parte de una generación que puede cambiar el destino de México. Cada vez que entras a un aula, llevas contigo esa chispa. Cada libro que terminas, cada proyecto que te reta, cada idea que compartes con alguien más, forma parte del gran motor que puede sacar a este país del rezago, de la desigualdad, de la informalidad laboral y de la fuga de talentos.
Hoy en día, más de 5.5 millones de jóvenes cursan educación superior en México. Pero, aunque suena a mucho, no lo es. Solo el 27% de los mexicanos llega a terminar una licenciatura, según datos recientes de la OCDE. Y cada año, más de 400,000 jóvenes no logran entrar a la universidad. Muchos se quedan en el camino, a veces por falta de apoyo, de espacio o de esperanza.
Pero tú estás aquí. Estudiando. Luchando. Y eso es extraordinario.
Si estudias ingeniería, ciencia, tecnología o matemáticas, estás en uno de los sectores con mayor potencial. En 2023, más de 175,000 jóvenes se graduaron en estas áreas, pero aún hacen falta miles más. Por ejemplo, solo en Tijuana el año pasado se necesitaban 15,000 ingenieros. Y mientras el mundo gira hacia la inteligencia artificial, las energías limpias y la automatización, México tiene todo para convertirse en una potencia. Pero no lo lograremos sin ti.
Si eliges el arte, el derecho, la pedagogía, la medicina, la historia, el diseño, o cualquier otro camino que toque la vida de otros seres humanos, también estás creando futuro. Porque un país sin memoria, sin pensamiento crítico, sin salud, sin justicia ni belleza, no es un país: es solo un territorio.
Te pido esto: concluye tus estudios. Y no solo para “tener un título”, sino porque estudiar es un acto de libertad, de dignidad y de poder personal. Es el medio para conocerte a ti mismo, para pensar con claridad, para elegir tu destino. Terminar tu carrera será más difícil que empezar. Pero será también más luminoso, más tuyo, más memorable.
Tal vez tus padres, tus abuelos o tus tíos no tuvieron la misma oportunidad. Pero tú sí la tienes. Y este Día del Estudiante, celébralo no con excusas para no ir a clase, sino con la conciencia de que estás construyendo algo que millones anhelan: un futuro posible.
Y si eres padre o madre, léeles esto a tus hijos. Diles que estudiar no es una obligación: es un regalo que transforma.
A todos los estudiantes de México: gracias por seguir, por resistir, por aprender. Ustedes son el corazón de lo que viene. El país que soñamos, el que aún no existe, se escribirá con sus ideas, sus voces, sus decisiones.
Y sobre todo, con su fe en sí mismos.
Hoy, más que nunca, vale la pena creer.
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